Jueves 26-10-2017
21:00h (apertura puertas)
Entradas: 14€ anticipada (www.movingtickets.com, Discos Ámsterdam, Harmony Discos); 18€ taquilla.
THE PIGGYBACK RIDERS
La expresión Piggyback Rider, traducida al español, significa llevar a alguien subido a los hombros, al caballito, generalmente a niños pequeños. No es casualidad que el nombre del nuevo proyecto de Sulo Karlsson, cantante de Diamond Dogs, una de las mejores bandas de hard rock de las últimas décadas, haga referencia a la infancia. Después de todo, su nueva banda supone un renacimiento, un proyecto que aúna una evolución natural con una premeditación y mimo dignas de elogio. Para ello, ha elegido cuidadosamente a sus nuevos compañeros de viaje: Idde Schultz, ilustre cantante, guitarrista y teclista de la escena sueca, que lleva más de treinta años en el mundo de la música, carro al que se subió cuando aun no contaba con la veintena cumplida. Y por otro lado, Chris Speeding, que a estas alturas no debería necesitar presentación entre cualquier aficionado al rock and roll. Además de su fértil carrera en solitario, con la que ha editado catorce discos de estudio, la lista de proyectos en los que ha colaborado durante medio siglo de carrera resultaría tan larga como la tercera pierna de Nacho Vidal, amén de haber girado, entre muchos otros, con figuras de la talla de John Cale, Elton John, Paul McCartney, Roger Daltrey y Tom Waits, entre muchos otros.
Los tres provienen de mundos que, aunque conectados, cuentan con su propio sesgo particular: el rockabilly, el rock & soul y el hard rock. Pero The Piggyback Riders es algo más que la suma de las partes, porque sus componentes se han unido para crear algo diferente, un proyecto con personalidad propia. Un proyecto que parte del country, aunque extendido con una extensa variedad de matices. Desde la balada de tintes estonianos como “Brighter Light”, a los sonidos country más ortodoxos de “Sturdy Heart”o “Hardly Satisfied”, pasando por el rock and roll clásico de “Cuts Both Ways” y “Keep Your Hear Alive”,o la dulzura de “Windfall”. Huyendo de lucimientos personales, cada uno de los miembros pone su talento al servicio del proyecto sin otra finalidad que la de crear grandes canciones. Y eso se nota en el resultado. Midnight At The Tent Of Always es uno de los discos más gratificantes de los aparecidos este año, un disco en el que pese a la variedad de sonidos y texturas, cada tema resulta coherente con el resto del álbum. Un disco que respira a través de todos sus temas intimidad y anochecer, con lo cual su título tampoco ha sido elegido al azar. Una colección de canciones que confirma que sus miembros, ilustres veteranos, cuentan con el bagaje y las ganas de experimentación para huir de la repetición y la autoparodia, para demostrar que todavía no han dicho su última palabra. Prueba superada de forma sobresaliente de cuyo resultado no son solo beneficiarios los miembros de la banda, sino sobre todo, todos nosotros, los oyentes. Con lo cual 16 Toneladas tiene el placer de brindar su escenario a historia viva del rock, que pueden subirse a las tablas sacando pecho por una reunión más que justificada a tenor del resultado.
Y para abrir boca, hablando de leyendas, una con una reputación a prueba de bombas, merecidamente ganada a orillas del Turia. Maravilloso guitarrista, culo inquieto y con tres décadas de ferviente militancia rockanrolera a sus espaldas, de los Swinguers a Cat Club, con quienes ha dejado aflorar su esencia rockabilly con excelentes letras cantadas en castellano, algo de lo que no todos pueden presumir. Como cualquier hijo de vecino tampoco puede presumir de haber teloneado a figuras de la talla de Stray Cats o Imelda May o haber colaborado con formaciones como la San Francisco Big Band. Su más reciente proyecto, Buckaroo Songs (nombre tomado del instrumental “Bucakaroo”, de Buck Owens & The Buckaroos), con el que está girando por toda España junto a The Russafians, supone un merecido tributo a las grandes figuras del cancionero americano más clásico que le han influenciado durante toda su trayectoria, de Elvis a Hank Williams pasando por Sinatra. Canciones que forman parte del acervo cultural de amantes de la música de varias generaciones interpretadas por un artista con un gusto y un saber hacer exquisitos.
Noche para los fans de los sonidos más clásicos y sugerentes con un nivelazo fuera de toda duda. Nosotros echaremos el resto, seguros de que las bandas estarán a la altura de su leyenda, y para redondear la noche, solo faltas tú. (Mariano López Torregrosa).
THE PIGGYBACK RIDERS
Sulo, el incombustible Sulo, lo necesitaba. Identificado al instante como el vocalista de Diamond Dogs por su garganta rasposa, ese pelo a cepillo estilo Ron Wood y una facilidad pasmosa para recrear (con acierto) los sonidos engendrados por los Faces más etílicos, por los Rolling Stones más tóxicos, el sueco más británico que pueda encontrarse corría el riesgo de acabar encasillado como meritorio émulo de sus referentes. Tras una apreciable carrera al frente de su banda, necesitaba dar un giro a su destino, que diría Dylan. Y lo dio, con excelentes resultados, desmarcándose discretamente del sonido DD, iniciando una serie de colaboraciones puntuales que le mantenían en plena forma, poniendo en marcha a bandas como los olvidados The Bitter Twins o a The Crunch, potente artefacto de relojería escorado hacia el punk cosecha 77, y la new wave más efectiva. Prueba superada… a falta de encontrar a compañeros de aventuras realmente especiales. Apunten sus nombres: Idde Schultz y, redoble de honor, Chris Spedding.
Porque Sulo necesitaba, también, rodearse de artistas que aportaran un efecto revulsivo. Apuntemos en dos direcciones. La primera, hacia Idde. Con ella lleva años colaborando, grabando discos (fascinante, Kocksgatan Revisited) orientados hacia un rock & soul con ciertas conexiones modernistas. El dúo Sulo & Idde desborda vitalidad y energía positiva, emparentado con historias similares (léase la unión entre Matthew Sweet y Susana Hoffs) y reducida su repercusión, injustamente, al mercado nórdico. Idde se encargaba, también, de los teclados en The Crunch, y parece haberse ido convirtiendo en fuente de inspiración y pieza fundamental en sus proyectos. Así, cuando Sulo se calzó las botas y se zambulló de cabeza en el country rock, algo debía ocurrir. Y ocurrió: The Piggyback Riders estaban listos para arrancar su prometedora carrera, propulsada por la implicación del tercer vértice del triangulo triunfador. Chris Spedding, exacto. Guitarrista de inabarcable carrera, músico de sesión que sigue guardando celosamente la información referente a qué discos míticos ha grabado, compositor infalible y perfecto guardaespaldas para un tipo como Sulo, Spedding conectó instantáneamente con la propuesta de los suecos. Unamos pop pluscuamperfecto, una excursión al sótano de Nellcôte donde los Mick, Keith y compañía grabaron Exile on Main St., riffs a lo Dave Davies (¿o era al revés?) y la finura estilística del guitarrista británico y tendremos las claves que permiten que su disco de debut sea una de las sorpresas más agradables de los últimos meses. Por Alfred Crespo (director de Ruta 66).
MIGUEL ÁNGEL ESCORCIA
BUCKAROO SONGS se presenta desde principios de 2016 como el primer formato acustico en la carrerra profesional de Miguel Angel Escorcia. Un set intimo, acogedor y con un repertorio de canciones seleccionado cuidadosamente, y que se adapta a la perfecccion al timbre y estilo tan personal de MA Escorcia. Un repaso a exitos y a otros no tan conocidos, de los artistas internacionales m ’ as grandes de la historia de la musica moderna del siglo XX.
Elvis Presley, Frank Sinatra, Paul Anka, Dolly Parton, Hank Williams, Eddie Cochran y otros tantos completan el show, combinado con temas originales de MA Escorcia. Hasta la fecha todas las actuaciones realizadas han sido acogidas con muy buena critica, desde su primera aparicion en solitario en 2016 en un pequeno club de Jazz en Ruzafa, el barrio de donde MA es natural.
BUCKAROO SONGS recorre el Country Irlandes, Country de Nashville, Pop de los primeros 60, Baladas, medios tiempos y como no Rock and Roll y Rockabilly.
